Andrea Bunster

Psicóloga Clínica acreditada como especialista en Psicoterapia por el Colegio de Psicólogos de Chile, cuenta con 16 años de experiencia trabajando con pacientes Adultos y Adolescentes. Titulada en Psicología en Universidad Diego Portales. Postítulo en Psicoterapia Integrativa y Postítulo en Teoría del Apego y Trauma Complejo, entre otros estudios. Terapeuta certificada en Flores de Bach, que complementa el trabajo psicoterapéutico, colaborando eficazmente en el trabajo de autoconocimiento y procesos de cambio.

Ha desarrollado su experiencia clínica en centros públicos y privados. Su experiencia le ha permitido aportar en su espíritu de servicio, sensibilidad y empatía por ser una facilitadora en procesos de cambio para jóvenes y adultos que requieren apoyo y herramientas para enfrentar de mejor forma sus dificultades y desafíos en la vida. Su terapia se enfoca en acompañar de forma comprometida a cada persona en su proceso único y particular, considerando la complejidad de su contexto y la trascendencia de su historia vincular, aportando en procesos de reparación y cambio significativo, dando especial importancia al vínculo terapéutico, como un espacio seguro y confiable.

Cuenta con experiencia en tratamientos de diversa sintomatología, abordando temáticas como; trastornos del ánimo, trastornos de ansiedad, dificultades en relaciones interpersonales, de pareja y/o familiares, duelo, identidad sexual, crisis vital y Trauma.

Sin embargo, más allá de un diagnóstico se trabaja con la persona que sufre, un ser doliente que necesita aprender a mirar, comprender y sanar compasivamente consigo mismo y con los otros. Explorar y darle espacio al mundo emocional y tomar consciencia de un cuerpo que siente sabiamente lo que muchas veces no podemos descifrar en palabras.

Trauma como una lesión, una herida psíquica, emocional, trauma no entendido cómo lo que nos sucedió, sino lo que sucede dentro de nosotros como resultado de lo que nos sucedió. La herida es el trauma que nos puede llevar a desconcectarnos de nosotros mismos, de nuestro cuerpo o nuestras emociones. La herida siempre se puede sanar, mientras logremos reconocer el trauma y asumir cierta responsabilidad (no culpa) para lograr integrarnos en una totalidad (Gabor Maté)