El autismo es un tipo específico de trastorno del espectro autista (TEA), que también incluye otros trastornos relacionados, como el trastorno de Asperger y el trastorno generalizado del desarrollo no especificado.
Aunque todos los trastornos del espectro autista comparten algunas características comunes, hay algunas diferencias clave entre el autismo y otros trastornos del espectro autista:
Comunicación e interacción social: los niños con autismo suelen tener dificultades significativas para comunicarse e interactuar socialmente, mientras que los niños con otros trastornos del espectro autista pueden tener habilidades sociales y de comunicación más desarrolladas. Algunos ejemplos de las dificultades de comunicación e interacción social son:
Dificultades en la comunicación verbal: Los niños con TEA pueden tener dificultades para desarrollar habilidades verbales, como el habla y el lenguaje. Pueden tener dificultades para iniciar y mantener conversaciones, entender el lenguaje figurativo y el tono de voz, y responder a las preguntas de manera adecuada.
Dificultades en la comunicación no verbal: Los niños con TEA pueden tener dificultades para entender y utilizar la comunicación no verbal, como el contacto visual, los gestos y las expresiones faciales. Pueden tener dificultades para leer las emociones de los demás y para expresar sus propias emociones.
Intereses limitados y dificultades para jugar: Los niños con TEA pueden tener intereses limitados y dificultades para participar en juegos imaginativos y socialmente complejos. Pueden tener dificultades para compartir juguetes y actividades con otros niños y para entender las reglas sociales y las normas de conducta.
Dificultades para establecer relaciones sociales: Los niños con TEA pueden tener dificultades para establecer y mantener relaciones sociales. Pueden tener dificultades para hacer amigos y para entender las relaciones sociales complejas, como las jerarquías sociales y las dinámicas de grupo.

Patrones de comportamiento e intereses repetitivos: Los patrones repetitivos y restringidos de comportamiento e intereses son una característica común de todos los trastornos del espectro autista, pero pueden manifestarse de diferentes maneras en diferentes personas. Algunos ejemplo son:
Repetición de palabras y frases: Los niños con TEA pueden repetir palabras y frases una y otra vez, incluso cuando no tienen relación con lo que está sucediendo en el momento.
Comportamientos motores repetitivos: Los niños con TEA pueden realizar comportamientos motores repetitivos, como balancearse hacia adelante y hacia atrás, agitar las manos o los dedos, o hacer movimientos repetitivos con los objetos.
Preocupación por rutinas y horarios: Los niños con TEA pueden sentirse cómodos y seguros cuando siguen rutinas y horarios fijos, y pueden sentirse ansiosos y perturbados cuando estos se interrumpen.
Intereses restringidos y obsesivos: Los niños con TEA pueden tener intereses muy específicos y restringidos en temas inusuales o no convencionales, y pueden estar muy interesados en coleccionar objetos o aprender todo lo que puedan sobre su interés.
Hipersensibilidad sensorial: Los niños con TEA pueden ser hipersensibles a ciertos estímulos sensoriales, como la luz, el sonido o el tacto, y pueden tener comportamientos repetitivos como forma de lidiar con estas sensaciones.
Síntomas adicionales: Además de los síntomas principales, las personas con autismo también pueden tener otros síntomas, como problemas sensoriales y dificultades en el procesamiento de información. Los otros trastornos del espectro autista pueden tener síntomas adicionales diferentes. Algunos ejemplo de estos síntomas son:
Problemas sensoriales: Las personas con autismo pueden ser hipersensibles o hipo-sensibles a ciertos estímulos sensoriales, como la luz, el sonido, el tacto o el olfato. Pueden tener dificultades para tolerar ciertos estímulos o pueden buscar ciertos tipos de estimulación sensorial.
Problemas de procesamiento de información: Las personas con autismo pueden tener dificultades para procesar información visual, auditiva o táctil, lo que puede afectar su capacidad para entender y responder a las situaciones sociales y comunicativas.
Problemas de coordinación motora: Las personas con autismo pueden tener dificultades en la coordinación motora fina y gruesa, lo que puede afectar su capacidad para realizar tareas físicas y deportes.
Problemas de sueño: Las personas con autismo pueden tener dificultades para dormir o mantener un patrón de sueño regular, lo que puede afectar su capacidad para funcionar en el día a día.
Problemas gastrointestinales: Las personas con autismo pueden tener una mayor incidencia de problemas gastrointestinales, como diarrea, estreñimiento y problemas con la digestión.
Es importante recordar que el espectro autista es amplio y los síntomas y el nivel de funcionamiento pueden variar significativamente de una persona a otra.
Causas del TEA
La causa exacta de los trastornos del espectro autista (TEA) no se conoce completamente, pero se cree que hay una combinación de factores genéticos y ambientales que pueden contribuir al desarrollo del TEA. Algunos de los factores que se han asociado con el TEA incluyen:
Factores genéticos: Los estudios han demostrado que el TEA tiene una base genética. Se ha encontrado que las personas con un hermano con TEA tienen una mayor probabilidad de desarrollar el trastorno, y hay varios genes que se han relacionado con el TEA.
Factores ambientales: Se ha investigado una variedad de factores ambientales que pueden contribuir al desarrollo del TEA, como la exposición prenatal a ciertos productos químicos y toxinas, la edad avanzada de los padres y las complicaciones durante el embarazo y el parto.
Dificultades en el desarrollo cerebral: Se ha demostrado que las personas con TEA tienen diferencias en la estructura y función del cerebro, especialmente en las áreas que se relacionan con la comunicación y la interacción social.
Tratamientos para el TEA
Terapia del comportamiento: La terapia del comportamiento, como la terapia ABA (análisis conductual aplicado), puede ayudar a las personas con TEA a aprender nuevas habilidades y comportamientos y a mejorar su capacidad para interactuar socialmente.
Terapia ocupacional: La terapia ocupacional puede ayudar a las personas con TEA a desarrollar habilidades motoras finas y gruesas, como la escritura y el movimiento corporal.
Terapia del habla y lenguaje: La terapia del habla y lenguaje puede ayudar a las personas con TEA a desarrollar habilidades lingüísticas y comunicativas.
Terapia sensorial: La terapia sensorial puede ayudar a las personas con TEA a manejar mejor los estímulos sensoriales, como la luz, el sonido y el tacto.
Medicamentos: Los medicamentos, como los antipsicóticos y los estimulantes, pueden ser útiles para algunas personas con TEA que presentan síntomas adicionales, como ansiedad, agresión o hiperactividad.
Toda dificultad psicológica o del desarrollo puede ser intervenida de buena manera desde la psicoterapia. Mientras antes podamos ayudar a los niños con sus dificultades, mayor será su progreso y más rápido podremos entenderlos y empatizar con ellos.
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