¿Tienes un grupo social pequeño y proteges fuertemente tu tiempo a solas? ¿Te toma un tiempo abrirte con otros o sentirte cómodo en situaciones en las que hay personas desconocidas para ti? ¿En los estudios o en el trabajo, te sientas generalmente atrás y evitas hablar, a menos que tengas que hacerlo?
¿Las fiestas y las multitudes te ponen nervioso o derechamente te sobrepasan? ¿Te ves cancelando tu participación en invitaciones y eventos más de lo que otras personas lo hacen? ¿Las otras personas te describen como tímido, callado o reservado?
Si respondiste la mayoría de las anteriores preguntas afirmativamente, es bastante probable que te describas a ti mismo como una persona tímida o introvertida.
También podrías haberte preguntado alguna vez si simplemente la introversión y la timidez son características tuyas, o si además padeces un trastorno de ansiedad social.
La respuesta depende de 2 cosas: las razones por las que se evitan las interacciones sociales y las sensaciones que tienes cuando pasas tiempo a solas.
Diferencias entre la introversión y las personas con Fobia Social.
Introversión: La principal diferencia entre la introversión y la fobia social es que la introversión es una característica, no es una patología o dificultad mental.
Si eres introvertido probablemente dedicas más tiempo a hacer cosas en solitario y quizás puedes tener algunas de las siguientes características:
Eres buenos para escuchar y tienes un gran mundo interior.
Consideras diferentes opciones antes de tomar una decisión.
Prefieres expresar sentimientos o emociones a través del arte, como la pintura, escritura o la música.
No te gusta la confrontación.
Como el ser introvertido es una característica de personalidad y no un trastorno, es parte de cómo eres y por lo mismo no es algo en lo que debas esforzarte a trabajar o cambiar. Aprender algunas habilidades puede ayudarte a sentirte más relajado en grupos pequeños o grandes, pero las nuevas herramientas que desarrolles no cambiarán la persona que eres.
Ansiedad o Fobia Social: Vivir con esta condición significa experimentar nerviosismo y miedo en las situaciones sociales, o incluso al pensar en situaciones sociales. La razón de estas sensaciones displacenteras comúnmente descansan en la idea de que serás rechazado o juzgado negativamente por los otros.
En el caso de las personas introvertidas, como comentamos anteriormente, se disfruta la soledad. En el caso de la fobia social esto no ocurre, la persona quiere ser integrada y aceptada por los otros, pero siente temor del rechazo o al juicio negativo.
Cuando está con otros, la persona que tiene fobia social invierte gran parte de su energía y su tiempo pensando en lo que dijo o en lo que hizo y puede estar muy preocupado sobre lo que los otros puedan pensar de él.
Algunas características que puedas tener, en caso de tener el diagnóstico de fobia social, son las siguientes:
Te sientes ansioso de solo imaginar que harás algo inadecuado o vergonzoso en público.
Te caracterizas por evitar situaciones en las que debes interactuar con personas que no conoces bien.
Te esclaviza la idea de padecer deslices sociales, como olvidar el nombre de alguien mientras hablas con esa persona.
Te sientes frustrado y solo por tu incapacidad de conectar con otros.
La Fobia Social es una dificultad mental y tiene tratamiento médico. Las investigaciones han demostrado que el mejor tratamiento para esta condición es un tratamiento mixto, psicológico y psiquiátrico.
Si bien en terapia psicológica no cambias la persona que eres, sí puedes ir adquiriendo conocimiento y técnicas que te ayuden en las relaciones sociales, que disminuyan tu evaluación negativa y otros síntomas de ansiedad. Como todo tratamiento psicológico, el camino del cambio es un proceso, no es algo automático.
Sin embargo para comenzar, lo más importante es que sepas que las cosas no siempre tienen que ser como han sido hasta ahora para ti, con esfuerzo, constancia y el trabajo mancomunado con tu psicólogo podrás sentirte de una manera diferente, mejor.
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