En 1901, David Hänig publicó un estudio en el que trataba sobre la forma en que percibimos los sabores, específicamente en cómo se distribuyen en las diferentes zonas de la lengua.
De acuerdo a esta publicación fue creado un mapa, que define lo siguiente: en la punta de la lengua se percibe lo dulce, lo amargo lo sentimos en la parte posterior y las sensaciones saladas y ácidas serían percibidas en los lados. A lo largo del tiempo millones de personas han visto y utilizado este mapa como algo cierto, pero no lo es.
Las noticias falsas son evento que las personas creemos ampliamente, pero que no se corresponden con la realidad. Quizás los ejemplo más recientes se asocian a Donald Trump y sus publicaciones en las redes sociales, las que sin ninguna evidencia eran compartidas como certezas, y que millones de personas han creían y creen como ciertas.
Ahora bien, según el psicólogo online, ¿Cómo es posible llegar a este nivel de desinformación y de credibilidad de la desinformación? y ¿Qué hace a las noticias falsas tan fáciles de creer?
Lo primero que influye en la desinformación es la pérdida de las fuentes originales. En el ejemplo de los sabores en la lengua, efectivamente Hänig descubrió que en la punta de la lengua sentíamos más lo dulce, en la parte posterior lo amargo, etc. Pero también apuntó con claridad que las variaciones entre las zonas era muy pequeña y que en todas partes de la lengua se sentían todos los sabores.
Existen diferentes causas de la desinformación, algunas que pueden ser hechas a propósito para engañar a las personas y otras, como el ejemplo de los sabores, que no es intencional y que resulta de la comunicación o información poco clara y precisa.
El estudio de Hänig por ejemplo, fue publicado en alemán y por lo mismo solamente las personas que leían fluidamente el idioma pudieron entenderlo bien. Con las traducciones el contenido ya empezó a simplificarse. Posteriormente la prensa de la época publicó notas sobre el artículo simplificado, con lo que la información poco precisa fue adquiriendo mucho volumen, hasta el punto de que muchos texto escolares hasta el día de hoy usan el diagrama de los sabores.
Sin embargo, además de la pérdida de las fuentes originales y el juego del teléfono que puede darse en el compartir noticias o conocimientos, según el psicólogo en Chile el factor más potente que hace que nos creamos las noticias falsas es lo simple de las narrativas que se crean.
A las personas nos es muy tentador ordenar nuestro conocimiento y nuestro mundo con información clara y simple y además tendemos a darle credibilidad a las cosas que refuerzan lo que ya sabemos.
Así por ejemplo en el caso de Trump y la pérdida de las elecciones del 2020, la campaña de desinformación se creó antes de que la elección comenzara y alineó el pensamiento de sus simpatizantes con el fraude como explicación de la derrota.
Una vez que escuchamos una buena historia (que nos hace sentido) a las personas nos es muy complejo aceptar otras, a pesar de que aparezca nueva evidencia. En el caso de D. Trump, a pesar de todos los juicios perdidos en las cortes, sus simpatizantes aún apoyan la narrativa del fraude.
Es por esto que la próxima vez que leas una noticia simple, que hable de una causa y un efecto, o veas algún tipo de diagrama que explique las cosas de una manera muy sencilla, te invitamos a tener pensamiento crítico o una actitud de saludable escepticismo. Otra recomendación, aunque compleja de ejecutar, es intentar leer a las personas que no opinan igual a ti.
Se ha visto que las personas seguimos y leemos a los que nos dicen lo que ya sabemos o lo ya creemos, pero no le damos el tiempo de escucha a las ideas diferentes a las nuestras, están mal a priori para nosotros.
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