Cuando comenzamos a pensar en la empatía, generalmente la asociamos con un otro, con una persona diferente a nosotros mismos en algunas características. La falta de empatía es fácilmente reconocible cuando nos molesta una persona de otra visión política, de otra religión, o que tiene otra manera de expresar su amor u otra manera de entender y practicar la educación de los hijos. La regla parece ser que mientras más diferente percibo al otro, más dificultad para empatizar tengo.
Sin embargo, también la falta de empatía podemos verla con personas que estarán en otro momento de la historia, lo que podría explicar por ejemplo la falta de preocupaciones y cuidados que tenemos con el medio ambiente. Esta misma falta de empatía puede verse, según los Psicólogos Online en Chile, con nuestro propio futuro.
La psicóloga Meg Jay ha trabajado en este punto por décadas, específicamente con personas veinteañeras que comienzan a preguntarse por ellos mismos en el futuro. Es común que en esta edad necesiten ayuda para cuidar su bienestar emocional y su salud mental. Es una etapa compleja por el nivel de cambios que se viven, y la responsabilidad de responder preguntas sobre nuestro propio futuro, que siendo estudiantes no necesitábamos responder.
En esta edad las personas comienzan a pensar en qué ciudad quieren vivir, donde van a trabajar, cuándo se irán de la casa de sus padres, etc. Es acá donde tenemos las personas una real oportunidad para hacernos preguntas honestas sobre lo que queremos construir hacia adelante. No existen buenas o malas respuestas para nuestro futuro, pero nos hace sentir muy cómodos y responsables con nosotros mismos preguntarnos sobre ese proyecto de vida que nos gustaría desarrollar.
Si somos honestos y sabemos qué proyecto futuro nos gustaría habitar, entonces nos será mucho más fácil ser consecuentes con ese mismo proyecto. Sin duda todo proyecto requiere de elecciones, pero también de renuncias que debemos realizar, por lo que las cosas que sean inconsecuentes con lo que queremos para nosotros empezarán, inevitablemente, a quedar lejos.
Un ejemplo de esto lo podemos ver en los grupos de amigos. Los amigos tienden a acompañarse en la medida en que van compartiendo momentos presentes de calidad, pero también en la medida en que comparten un futuro similar.
Ahora bien, es verdad que parece obvio que hay que preocuparnos de nuestro futuro, sin embargo las investigaciones muestran que cuando nos imaginamos a nosotros mismos en el futuro, nos vemos como a un extraño, como alguien que no conocemos y, por lo mismo, como alguien que no cuidamos. Y es aquí donde el concepto de empatía vuelve a mostrarse. No somos empáticos con las personas diferentes a nosotros, pero también vemos a nuestra versión del futuro como una persona muy diferente a nosotros ahora.
Entonces el desafío es tomarse estas preguntas en serio: ¿Qué quiero hacer, cómo me gustaría vivir y dónde, qué cosas me entregan el sentido hoy y las puedo cultivar para que me sigan dando sentido mañana? El trabajo con un Psicologo Online puede ayudarnos a acercarnos directamente a estas preguntas e ir trabajando luego un camino congruente para encontrarnos a nosotros mismos donde queramos encontrarnos en el futuro.
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