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¿Pueden las redes sociales afectar el aprendizaje en la adolescencia temprana?

Un estudio recientemente publicado en la prestigiosa revista JAMA Pediatrics ha encendido las alertas entre psicólogos, educadores y familias: los preadolescentes que incrementan su uso de redes sociales durante los años escolares obtienen puntuaciones significativamente más bajas en pruebas de lectura, vocabulario y memoria en comparación con aquellos que las usan poco o nada. Esta investigación, basada en datos del proyecto longitudinal Adolescent Brain Cognitive Development Study (ABCD), pone en evidencia una asociación preocupante entre el uso de plataformas digitales y el desarrollo cognitivo durante una etapa crítica del neurodesarrollo.


Niños leyendo en el exterior

Redes sociales y desarrollo cognitivo: ¿cuál es la relación?

La adolescencia temprana —entre los 9 y los 13 años— constituye uno de los periodos más sensibles del desarrollo cerebral, caracterizado por una reorganización sináptica y un crecimiento estructural que influye profundamente en la capacidad de aprendizaje, la regulación emocional y las habilidades sociales. Según el psicólogo Mitch Prinstein, de la Universidad de Carolina del Norte, se trata de la fase de mayor plasticidad cerebral después del primer año de vida.


Es precisamente en este contexto que el uso excesivo de redes sociales parece interferir con funciones cognitivas esenciales. Los autores del estudio, liderados por el pediatra Jason Nagata (Universidad de California, San Francisco), identificaron tres patrones de uso en una muestra de más de 6.000 niños:


  • Grupo de bajo o nulo uso (58%): aquellos que mantuvieron un uso mínimo o inexistente de redes sociales durante los años analizados.

  • Grupo de uso moderado creciente (37%): comenzaron con poco uso, pero para los 13 años pasaban alrededor de una hora diaria en redes sociales.

  • Grupo de alto uso creciente (6%): incrementaron su uso hasta pasar tres o más horas al día a los 13 años.


Los resultados muestran un patrón claro de deterioro en las funciones cognitivas evaluadas —como lectura oral, reconocimiento de vocabulario y memoria— incluso en quienes reportaron un uso moderado. Los niños con uso moderado obtuvieron entre 1 y 2 puntos menos en las pruebas cognitivas en comparación con quienes no usaban redes sociales, mientras que el grupo de uso elevado tuvo hasta 5 puntos menos.



El efecto dosis: pequeñas cantidades también afectan

Uno de los hallazgos más relevantes es lo que los expertos denominan el "efecto dosis". Incluso un uso relativamente bajo (una hora diaria) está asociado con resultados cognitivos significativamente inferiores. La psicóloga Sheri Madigan, de la Universidad de Calgary, subraya que esta relación de tipo dosis-respuesta evidencia que los efectos adversos no se limitan a los casos extremos, sino que se manifiestan desde las primeras exposiciones regulares a redes sociales.


Estos resultados adquieren aún mayor relevancia al considerar que, según estudios previos del mismo equipo, cerca del 66% de los niños comienzan a usar redes sociales antes de los 13 años, con un promedio de tres cuentas activas. Además, una proporción significativa de ellos manifiesta síntomas similares a la adicción: pérdida de control sobre el tiempo de uso, evasión emocional mediante las plataformas digitales y un impacto negativo en el rendimiento escolar.


Un entorno cerebral adaptado a la lógica de las redes

Desde la psicología del desarrollo, se ha observado que el uso intensivo de redes sociales condiciona la arquitectura cerebral para adaptarse a un entorno caracterizado por recompensas inmediatas, retroalimentación constante y validación social a través de “me gusta”, comentarios y visualizaciones. Este tipo de estimulación frecuente puede generar una "hipersensibilidad social" en los adolescentes, lo que interfiere con su capacidad para concentrarse en tareas que requieren atención sostenida, como la lectura o el aprendizaje académico.


Tal como señala Prinstein, esta adaptación cerebral puede ser contraproducente: “Si el cerebro se desarrolla para optimizar su funcionamiento en redes sociales, puede no estar siendo optimizado para otras tareas fundamentales para el desarrollo académico y personal”.



Implicancias para políticas públicas y educativas

A medida que crece la evidencia sobre los riesgos cognitivos y emocionales del uso temprano de redes sociales, algunos países han comenzado a tomar medidas. Dinamarca anunció recientemente la prohibición del uso de redes sociales para menores de 15 años. En Australia, se exigirá a las plataformas digitales que eviten la creación de cuentas por parte de menores de 16 años a partir de diciembre de 2025.


Estas políticas reflejan una necesidad creciente de proteger el desarrollo cerebral en una etapa vulnerable, y podrían servir como modelo para futuras regulaciones en otros países. Para muchos especialistas, esta es una oportunidad para replantear el lugar que ocupan las tecnologías digitales en la infancia y la adolescencia, especialmente dentro del entorno escolar.


Conclusión: redes sociales, mejor después

Si bien la tecnología puede ser una herramienta valiosa en muchos contextos, la evidencia actual sugiere que el uso de redes sociales durante la preadolescencia —incluso por solo una hora al día— se asocia con un menor rendimiento en funciones cognitivas clave como la lectura, la memoria y el lenguaje. Dado que esta etapa del desarrollo cerebral es especialmente sensible, lo más recomendable es postergar el uso de redes sociales hasta edades más avanzadas, cuando las capacidades de autorregulación y procesamiento estén más consolidadas. No se trata solo de limitar el tiempo de pantalla, sino de replantear si realmente es necesario que niños y niñas accedan a plataformas diseñadas para adultos.


Desde el Centro Ps. Eduardo Schilling, hacemos un llamado a padres, docentes y responsables de políticas educativas a considerar estos hallazgos con seriedad. Fomentar un uso consciente, supervisado y limitado de las redes sociales, especialmente durante el horario escolar, puede marcar una diferencia significativa en el desarrollo futuro de niñas, niños y adolescentes. La prevención comienza con la información y el acompañamiento responsable.

Referencia

Este artículo se basa en hallazgos recientes publicados en JAMA Pediatrics. Puedes acceder al estudio original aquí: Estudio completo sobre redes sociales y rendimiento cognitivo en adolescentes (en inglés) Lecturas complementarias recomendadas

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