El trastorno de personalidad borderline o TLP (también conocido como trastorno límite de la personalidad) es el trastorno de personalidad más diagnosticado. Junto con él existen otros 9, tipificados en los manuales de psiquiatría desde los años 80.
Las personas con esta condición se caracterizan por tener emociones muy intensas, típicamente hostiles, de pena o de rabia. Las personas con este diagnóstico han tenido relaciones interpersonales caóticas y conductas impulsivas. Pueden tener mucho miedo a ser abandonadas y parecen ver el mundo polarmente, es decir las cosas las ven blancas o negras. También es posible que se desarrollen conductas autolesivas o que se padezca de ideación suicida.
Por último, lo que aparece como más desafiante para el tratamiento de esta enfermedad, es que muchas veces los pacientes tienen la capacidad de proyectar una aparente y total normalidad.
Carla Sharp (2022), a propósito de todos los trastornos de personalidad en general y el trastorno límite en particular, puntualiza que es importante entender que esta categorización de 10 trastornos de personalidad no es algo que exista en la naturaleza, sino que es algo que se ha propuesto por los profesionales de la salud mental para promover el entendimiento, el tratamiento y la cura.
El entender que no son categorías puras que existan naturalmente puede verse reflejado en lo siguiente: Si vas a las categorías de TLP y cumples con los criterios para ese diagnóstico, lo más probable es que cumplas de la misma manera los criterios para otros tres diagnósticos de trastornos de personalidad. Los mismos síntomas además pueden hacernos entender al paciente como padeciendo depresión, ansiedad, o abuso de sustancia.
Lo común en los últimos 30 años es que el psiquiatra o el psicólogo evalúe si el paciente cumple con 5 o más criterios para establecer si el paciente tiene TLP, para luego recomendar los tratamientos más avanzados en esa línea, o sea los que han demostrado tener mayor impacto positivo en un cuadro que es de por sí complejo. Dentro de los tratamientos más recomendados están la terapia conductual dialéctica y/o la terapia de mentalización.
En la actualidad el diagnóstico categorial está transitando hacia un diagnóstico dimensional, que permita entender al paciente desde su historia más única e individual. El problema de los diagnósticos de TLP, como de cualquier otro diagnóstico en el área de la psicología, es que borra la unicidad de la persona y se convierte al paciente en un genérico.
Por ejemplo, si un terapeuta recibe a Roberto en la consulta, y resulta que Roberto cumple los requisitos para el TLP, Roberto saldrá de esa sesión siendo entendido como un caso de TLP, como Juan, Pedro, Natalia, Lucía, etc. Roberto sale entonces siento un universal, un genérico al que se le debe invitar a las terapias que le "sirven" a ese "tipo de casos". Esta forma de acercarnos al entendimiento psicológico humano nos hizo avanzar, pero está demostrando sus limitaciones.
La propuesta de un diagnóstico más dimensional va en la dirección de entender a la personalidad como un gran sistema de funcionamiento, que pudiese ser medido y evaluado. Es lo que se hace con la inteligencia, que a pesar de haber muchos tipos (matemática, espacial, emocional, etc.), hay una medida que las aúna correctamente a todas (CI) y con ella podemos entender más simplemente en qué rango se encuentra una persona.
Algunas preguntas que podrán orientar la indagación en el diagnóstico de trastorno de personalidad pueden ser ¿cuán bueno es la persona para mantener relaciones interpersonales? ¿Qué tan capaz es la persona de leer a las otros, considerar sus intenciones y deseos?
Si una persona experimenta dificultades en ciertas áreas, es probable que obtenga una puntuación baja en la escala del Coeficiente de Personalidad. Este resultado puede estar asociado con varias consecuencias adversas. Entre ellas, se incluyen una mayor propensión a la desregulación emocional y a adoptar una postura defensiva. Adicionalmente, podría haber un inicio de conductas compensatorias en las interacciones interpersonales, exacerbando la confusión personal.
Este estado de confusión podría obstaculizar la capacidad de distinguir entre las propias interpretaciones y los pensamientos de los demás. Esta ambigüedad podría conducir, a su vez, a proyecciones no saludables, ya que la persona podría atribuir sus propias inseguridades, emociones o pensamientos a los demás, complicando aún más la dinámica de sus relaciones interpersonales.
Las personas con trastorno de personalidad también pueden comenzar a culpar más fácilmente a otros de las consecuencias negativas de sus actos, en vez de tomar la responsabilidad de sus propios actos y consecuencias.
Esta parece ser la característica central de todos los trastornos de la personalidad, es la dificultad para regular de manera correcta los contextos interpersonales la que los define y lo que se pone al centro del diagnóstico dimensional.
En el presente los psicólogos y psiquiatras están intentando dejar de lado el concepto de TLP (trastorno límite de la personalidad, o trastorno de personalidad border) y los conceptos de trastornos de personalidad, para enfocarse entonces en un factor general de funcionamiento interpersonal mal adaptativo.
En esta generalidad cabemos todas las personas, todos cuando tenemos un mal día probablemente tengamos dificultad para regular correctamente nuestras reacciones y nuestras interacciones personales. Sin embargo, para aquellos que vivan esta dificultad más frecuentemente, o más profundamente, deben saber que las terapias actuales podrán ayudarlos.
Entonces las personas que padezcan de dificultad para llevar adelante relaciones sanas y estables con otros deben saber que hay especialistas en personalidad que pueden ayudarlos a entender sus dificultades particulares y a encontrar estrategias que sirvan en cada caso.
Volviendo al concepto de personalidad límite, históricamente es un diagnóstico que se sitúo entre la neurosis y la psicosis. Los desórdenes neuróticos pueden ser la depresión, crisis de angustia, ataques de pánico, etc. En ninguno de ellos se pierde el juicio de la realidad. Los desórdenes que entendemos como psicóticos son aquellos como la esquizofrenia, en los que sí se ve comprometido el juicio de realidad. Entonces la persona border se ubica entremedio, quizás algo más comprometidos que los neuróticos, pero con menos compromiso que los psicóticos.
El paciente con características border, sin ser psicótico a veces puede darle explicaciones a la realidad interpersonal un poco forzada o difícil de compartir. Con ellos puede ser muy difícil razonar, ya que se cierran a un punto de vista a pesar de que la evidencia y la experiencia le pueda mostrar datos que desconfirmen su creencia.
Con respecto a la edad en que uno puede ser diagnosticado y tratado por dificultades de la personalidad, la evidencia demuestra que hay factores temperamentales que son muy estables desde la niñez. Ya desde muy pequeños los niños muestran diferencias significativas en cómo se relacionan con el entorno, algunos sonríen más, otros expresan más su rabia y se aíslan. Sorprendentemente estos factores temperamentales han mostrado ser muy constantes en el tiempo.
Antes se evitaba realizar diagnósticos antes de los 18, pero ahora uno puede evidenciar las dificultades en el control de las emociones y en las interacciones con otras personas desde muy pequeños. Lo importante para el psicólogo parece ser el evaluar si el niño o el adolescente tiene un entorno protector que lo ayuda a superar las dificultades emocionales e interpersonales.
Para esto se aconseja que la familia valide sus emociones (que pueden ser agobiantes para los otros y para el niño mismo), que se promueva el entendimiento del niño y la integración en actividades, a pesar de las dificultades que puedan existir.
Dejarlos fuera, aislarlos, negarle las emociones o ponerles rótulo como "sensible, exagerado, rabioso, malo, etc." no solucionará nada.
Sobre las causas de los trastornos de la personalidad, se ha llegado a la hipótesis de que alrededor de un 55% es explicado por el temperamento, o sea por nuestra carga genética. Eso ha sido algo positivo de nuestro tiempo, porque en el pasado se tendía a culpar a los padres de los niños "inquietos, agresivos y mal educados". Además de las dificultades que implica acompañar a un niño con problemas interpersonales, los papás recibían el juicio social por ser ellos los responsables de las características de sus hijos.
Las personas con TLP pueden sentirse comúnmente solas, no queridas, no entendidas no solo por la sociedad, sino que a veces y los más duro, no entendidos ni por ellos mismos. Parte de las recomendaciones que parecen ser efectivas para acompañar tanto a niños como a adultos con estas dificultades tiene que ver con bajar la velocidad.
Antes de enjuiciarlos o corregirlos es recomendable intentar entender el motivo de sus reacciones, lo que no significa darle la razón en todo, pero nos ayuda a ponernos en sus zapatos. Que alguien haga el esfuerzo de entenderlos, también los ayuda a ellos a entenderse.
Somos un centro de psicoterapia Online y te invitamos a tomar hora con nosotros. Estamos aquí para promover su salud mental y acompañarte en los momentos en que más lo necesites.
Artículo Relacionado:
Comments